Se acabó Mayo, y que mejor forma de haberlo despedido que con estos actos
en honor a María Auxiliadora. Atrás quedaron ya las sevillanas, las petalás,
los bailes, el camino, los romeros, las banderas rosa y azules y tantos y
tantos sentimientos que se vivieron, especialmente en la romería. El 24 de
Mayo, coincidiendo con la festividad de esta titular, María Auxiliadora salió a
las calles fontaniegas, y a pesar de que al principio la lluvia hiciera acto de
presencia, finalmente dío una tregua a la hermandad y dejó que el desarrollo de la procesión fuera
normal. La virgen salió de la iglesia Santa María la Blanca para finalmente
recogerse en el Convento de San José. Las calles fueron exornadas con banderas
y colgaduras, además de la petalá que el grupo joven de la hermandad preparó en
la calle San Miguel, al son de la marcha "Tú mi Sentaíta" de
Ángel Muñoz Retamero. El viernes 29 de Mayo, se produjo la ofrenda de
alimentos, donde los más pequeños sacaron a la antigua titular de la hermandad
que realizaba el camino de la romería. Con una gran afluencia de niños y niñas
vestidos de flamenco y flamenca para la ocasión, la procesión se desarrolló con
normalidad, contando con un tamborilero para acompañar a la virgen. El domingo
31 de mayo llegó el gran día, tras la misa de romeros y el enganche de bueyes,
la carreta de la señora salía por las calles fontaniegas, arropada siempre por
su gente. Durante el camino abundaron los cantes, los bailes las petalás y
también las plegarias, como la que el grupo joven de la hermandad cantó a las
Hermanas de la Cruz y a sus ancianas en el patio de la residencia de las
mismas. Tras un largo y caluroso camino, la virgen por fin llegaba a la fuente
de la reina, donde tras el rezo del ángelus y el canto de algunas sevillanas,
el grupo joven de la hermandad tenía preparado una sorpresa: una petalá que
lanzaron desde los pies de la carreta mientras cantaban a su querida María
Auxiliadora. Al mediodía la carreta llegaba a la ermita del parque molino de
viento y empezaba así el día de convivencia en dicho parque. Sobre las ocho de la tarde, la virgen
volvía a Fuentes, siempre acompañada por sus fieles romeros que le cantaban y
bailaban por todo el camino. Pero al llegar a la carrera, Fuentes esperaba a su
Sentaíta y la acompañó hasta el convento de San José, donde se encerró entre
las lágrimas de sus romeros, que pusieron fin a esta gran romería con el cantó
del "Rendido a tus Plantas".
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